Hubo un tiempo en que el conocimiento era una fuente inagotable de poder. Los expertos mopolizaban su conocimiento y construían escuelas, academias y consultoras que lo convertían en un producto accesible sólo a las personas que pudieran pagar su precio. El conocimiento generaba estructuras dirigidas a organizarlo, sistematizarlo y desarrollarlo. También para protegerlo, para blindarlo respecto al exterior, e incluso para rendir culto a la personalidad y al ego de los expertos en torno a los cuales se habían construído estas organizaciones. Su existencia generaba un grupo de personas que aspiraban a ser expertos algún día, y era la élite de expertos quien decidía qué personas podrían destacar, promocionar y brillar siempre que, por supuesto, todo se hiciese respetando el conocimiento previo que habían desarrollado los fundadores.
Un día todo empezó a cambiar. Los expertos pudieron observar cómo su conocimiento tardaba poco en quedarse obsoleto, pues el mundo y el conocimiento cambiaban a una velocidad mayor. Las generaciones más jóvenes, tanto dentro como fuera de su perímetro de poder, cuestionaban el conocimiento de los más mayores y tenían la capacidad de innovar y generar propuestas mucho más eficaces a la hora de explicar y dar soluciones a los retos que debían afrontar. Y todo ello desafiando, descartando y rechazando aquél conocimiento que los mayores habían construído y protegido con tanto celo.
Pero, ¿cómo es posible que personas con menos experiencia y con menos formación puedan crear soluciones que cuestionan e invalidan todo el acervo de conocimientos desarrollado durante años?
Es cierto que la experiencia en ocasiones da poder a las personas que la tienen frente a las personas que no la tienen. Pero no siempre. Las personas con experiencia siempre actúan dentro del camino conocido y esto les hace víctimas de las creencias con las que se ha construido este camino. La falta de experiencia nos ayuda a expandir nuestra creatividad y nuestra capacidad de innovación en todas las direcciones posibles. Sin ninguna limitación.
La tradición budista le da un gran valor a la mentalidad del principiante: cuando nos enfrentamos a la vida desde esta mentalidad nos salimos del camino conocido. Ganamos en creatividad y estamos más abiertos a la innovación. Esto nos da más posibilidades de encontrar nuevas soluciones a los problemas existentes, y todo ello tiene un valor incalculable cuando se vive en un mundo en el que las soluciones que ayer nos funcionaban han dejado de hacerlo.
Detras de la mentalidad de pricipiante está la humildad, la consciencia de que somos vulnerables y de que es esta vulnerabilidad lo que nos permite conectar con las personas y con el mundo que nos rodea. Sólo conectando con todo ello podremos generar conocimientos, ideas y soluciones para los nuevos desafíos que afrontamos.
Si usted es experto en algo no se tome demasiado en serio. Vigile qué cosas ya no le sirven porque dejaron de funcionar. Deshágase de ellas y desapréndalas. Pero sobre todo no permita que su ego limite su creatividad, su capacidad de innovar, de cuestionar el camino conocido y de explorar nuevos territorios. Después de todo, el futuro está en los nuevos escenarios. Aquellos donde, hasta ahora, ninguna persona ha llegado.
José Luis, un post extraordinario. Un gran reto dejar el camino conocido, y con mente abierta para dejar libre nuestra creatividad , para ver más allá de nuetras propias creencias y conocimientos adquiridos.
Enhorabuena!!
Abrazos
By: Sara Cobos on 15 noviembre 2010
at 14:09
Buenas noches Sara
Gracias por tu reconocimiento
A veces el camino conocido deja de ser un recurso y se convierte en una limitación
Un abrazo
José Luis
By: joseluisp on 16 noviembre 2010
at 0:16
Me encanta, donde hay talento….. y sobretodo ganas de trabajar.
Un beso.
Inma.
P.d. Te seguiré.
By: Inmaculada Cid on 15 noviembre 2010
at 16:22
Buenas noches, Inma
Bienvenida a Cartografía
Gracias por tu comentario
Me alegra verte por aquí
Estamos en contacto
Un abrazo
José Luis
By: joseluisp on 16 noviembre 2010
at 0:19
Hola: Acabo de entrar en su página por curiosidad y he seguido en ella porque su contenido me ha agradado.
Le invito a visitar la mía y a que me dé su opinión.
Reciba mis felicitaciones y un cordial saludo
By: Elías Robles (profesor Saile Selbor) on 15 noviembre 2010
at 18:53
Buenas noches, Elías
Gracias por tu mensaje y por tu invitación para visitar tu página
Prometo echarle un vistazo
Un saludo
José Luis
By: joseluisp on 16 noviembre 2010
at 0:29
No sé hasta que punto juventud y principiante han de se asimilados. La juventud suele llevar consigo, lògicamente, una falta de consciéncia de lo joven que se es [básicamente porque no se ha llegado a no serlo todavía] Y esa falta de consciencia es famosa por ser contrária a la receptividad… No obstante coincido en que justamente esta falta de consciencia es el foco de una tenacidad juvenil que es la que se requiere para arremeter contra esquemas demasiado establecidos.
By: cumClavis on 16 noviembre 2010
at 8:34
Buenas noches, Agustín y Manel
Gracias por vuestros comentarios
Un abrazo
By: joseluisp on 17 noviembre 2010
at 0:03
Sugiero el análisis de Claude Steiner. Él ubica el conocimiento como una de las siete fuentes de poder. Nos da poder porque nos da capacidad para predecir acontecimientos futuros. La información nos viene por medio de la ciencia, de la historia, por la intuición y de la visión.
Según eso, la experiencia que tengamos sería nuestra «historia», la consciencia de acontecimientos pasados, ya sean propios o ajenos. Con la «visión» tenemos la habilidad de entrever el futuro, algo muy valorado cuando se posee. La «ciencia», al confrotarnos constantemente con la realidad presente, nos permite saber si algo que antes servía ya no es útil. Al principiante le es de gran ayuda la «intuición»: cuando se enfrenta a algo nuevo y desconocido puede ser lo único que tenga.
En la Era de la Información tener claro todo esto puede resultar vital, sobre todo añadido al poder de la Comunicación, pero eso es otra historia.
By: Agustín Devós on 16 noviembre 2010
at 15:26
Antes los expertos no tenían fácil lograr visibilidad. La tecnología lo ha cambiado todo
Habrá más expertos visibles (reales) y más «tecnólogos comunicativos» (de experiencia dudosa) que sabrán hacerse visible, lo cual generará más complejidad en la toma de decisión (cual elegir), pero al fin y al cabo, la gente seguirá eligiendo los expertos que les caen mejor 😀
Creo que la educación en general tiene que repensarse por completo, porque se ha quedado totalmente fijada durante décadas. Ha llegado el momento. Cambio para bien
By: Franck on 16 diciembre 2010
at 10:28
Buenos días Franck
Gracias por participar y bienvenido a Cartografía
Me parece genial tu comentario
La tecnología permite que los expertos se den a conocer, pero también facilita la aparición de pseudoexpertos
Esto supone un problema a la hora de elegir, pues los que tienen mejores herramientas para comunicar tendrán más capacidad de atraer la atención de su público objetivo
Si la educación no nos ayuda a tener criterio para distinguir un experto de un charlatán, estamos perdidos
Un saludo
José Luis
By: joseluisp on 16 diciembre 2010
at 20:02